Como nos quedábamos tres días más en Una Una decidí esa misma noche apuntarme a una excursión con los colegas holandeses y alemanes al volcán Colo, cuya última erupción fué en 1983 (los locales dicen que fué en 1980).
Esta erupción asoló completamente la isla, aunque ya había sido evacuada, y partió por la mitad la montaña del volcán.
Realmente, cuando me apunté a la excursión pensaba que iba a ser un paseo más o menos largo por un sendero hasta la cumbre del volcán, unas fotos y vuelta a casa… pero las cosas son como son y no como las piensas que pueden ser.
La excursión comenzó yendo de paquete en una scooter honda por un sendero en medio de la selva plagado de badenes, charcos, cocos y troncos cruzados. Yo casi no cabía en la moto pero el conductor decía que «no problem» y «Rossi,
Rossi»… lo que decía yo no se puede escribir aquí.
Cuando sobrevivimos a la ruta por el sendero salimos a la playa. Aquí la velocidad aumentó mucho y las posibilidades de caerse también… que ganas. Tampoco
ibamos muy equipados… zapatillas, camiseta y pantaloneta… suficiente.
Y una vez ascendimos un rio seco por el caudal y logramos llegar a la base del volcán toco ascender por una zona de rio y selva completamente cerrada. Buena pateada en la que se mezcló el ascenso por el rio, la selva, alguna caida y alguna subida a cuatro patas… pero bueno, ya llegamos y alguna foto salió.
La vuelta igual… pero jarreando 🙂
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