Sri Lanka 2019: De Kandy a Ella

Para la segunda parte del viaje había pensado coger un tren que recorre las zonas rurales del centro del pais y que te lleva hasta la zona sur que es entrada a las llanuras de Sri Lanka.
Me salté algunas ciudades y en unas horas de autobús me planté en la estación de tren de Kandy dispuesto a coger un billete para el tren que al día siguiente me llevaría por estas montañas hasta Ella.

Ya había reservado un pequeño hotel muy cerca de la estación de tren y autobús, así que como estaba lloviendo alquilé un tuktuk que por muy poco dinero me iba a llevar por los alrededores de la ciudad en una visita a una plantación de te, un erbolario, una tienda de tallas de madera y una fábrica de envasado de te.

Lo más interesante la plantación y fábrica de te. Te enseñan todo el proceso de desecado y fermentación del te, para conseguir el te blanco, verde o negro en todas sus variedades. Después de mezcla con diferentes esencias, para conseguir al final diferentes sabores.
Me hubiera gustado comprar algo de te en la fábrica, pero llevar durante 15 días una bolsa de te en la mochila no lo veía muy viable.
Si que compre un antimosquito natural en el erbolario… que solo sirvió para que al del tuktuk le dieran su comisión, porque a mi los mosquitos me siguieron picando igual.

Pero bueno, acabé la tarde de excursión en el tuktuk y de vuelta al hotel preparé la mochila para el día siguiente ir a la estación de tren a ver si había algún hueco, ya que me habían dicho que todas las plazas estaban ocupadas.

El viaje en tren es toda una aventura. El tren iba abarrotado y la gente va de pié en los huecos y pasillos… lo de que no había billetes se soluciona rellenando huecos.
Cuando entré al tren no había sitios, así que coloqué la mochila en un altillo como pude y en el pasillo empecé el viaje hacia las montañas.
Había que buscar un hueco… eran 150 km pero siete horas de viaje por las montañas. Los locales se sientan en las escaleras del tren y la gente se sube y baja en marcha, pero era necesario buscar un asiento.
Enseguida una familia que ocupaba uno de los asientos me comentó que se bajaban en 15 minutos, así que no me moví de allí y cuando se bajaron ocupé un puesto en la ventanilla dispuesta a no dejarme ninguna foto… aunque la tuve que compartir con un niño que quería estar en la ventana y que ocupaba con su hermano y su madre el sitio de alado…
Al final ya apañamos un hueco para los dos y durante el viaje la familia que había alado me invitó a comer las empanadillas más picantes del universo. No era cuestión de rechazarlas, así que mientras ardía compré unas botellas de agua y unas palomitas para invitar a los niños e intentar apagar el fuego de mi esofago 🙂

Y así discurrió todo el día. El viaje fué muy agradable entre las montañas. Muchas fotos y comentarios con el resto de turistas que íbamos en el tren (alguno hizo las 7 horas de pié).

Al llegar a Ella… la liada. Nos habían pedido dos veces el billete de tren. En la estación y en el tren. Pero no eran suficientes. Al salir de la estación de Ella y en medio de una gran tormenta nos vuelven a pedir el billete. El mío no aparecía, así que me dejaron allí hasta que se vació el anden y luego me preguntaron de donde venía y cuanto había pagado… esto tampoco lo tenía muy claro, pero con un «340 rupis more or less» y una conversación entre los dos policías me dejaron salir de la estación.

Ya solo quedaba buscar un tuktuk para bajar al pueblo y un hotel… y estaba jarreando.

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